Oportunidades infinitas ante circunstancias finitas
La irrupción de la pandemia por el COVID-19 ha representado todo un reto para la sociedad en general. Particularmente para las familias y docentes de educación básica, ha sido un hecho sin precedentes que se ha vivido con diferentes intensidades, dificultades y sobretodo, enfrentado de muy distintas maneras.
Por un lado, las familias han enfrentado la necesidad de reestructurarse internamente. Han tenido que asumir y compaginar una multiplicidad de funciones de un día a otro, como la atención de la totalidad de las labores domésticas, el cuidado y aprendizaje “escolarizado” de las y los hijos, y todo ello, sin descuidar el trabajo individual. Trabajo que se volvió atemporal (si se ha logrado conservarlo), ya que las jornadas que habitualmente eran por horas, por medio tiempo o por tiempo completo, adquirieron una dimensión de 24/7. Todo ello aunado a los procesos personales de enfrentar la ansiedad, el estrés y sobre todo, la incertidumbre de estar en medio de una pandemia.
Por su parte, para los docentes el tema no fue muy diferente. De un día a otro, la presencia en el aula, los vínculos, la planeación, la práctica conocida, la cercanía y el contacto desapareció. Para algunos, comenzó el reto de replantear todo un proyecto escolar y llevarlo a un sistema a distancia, lo que implicó horas de planeación, rediseño, familiarización con nuevos recursos y sobretodo, lograr que fuera un aprendizaje atractivo, significativo y que resultara acorde a las expectativas de las familias. Para otros, simplemente representó el término abrupto de un proceso educativo, quedando éste en manos de un recurso televisivo. Podemos decir que para algunas familias y docentes llegar al fin de ciclo escolar representó un esfuerzo titánico, para otras, pudo haber sido mejor y para otras más, fue una completa desilusión.
Tenemos algunos indicios de lo que ha representado tanto para las familias como para los docentes enfrentar esta situación, pero como casi siempre sucede con los diagnósticos en estos casos, tomamos en cuenta sólo la perspectiva de los adultos. ¿Qué hay de las y los niños? ¿Qué tienen que decirnos ante esta situación? ¿Sabemos qué piensan y cómo se sienten de pasar tanto tiempo en casa? ¿Sabemos qué les gustó y qué no les gustó de sus “nuevas” clases? ¿Qué creen que aprendieron? Es previsible que un evento de esta magnitud tenga efectos nocivos en los entornos o ambientes en los que están las niñas y los niños (Reynolds, et.al, 2008), por lo que en Cien Lenguajes del Niño creemos que ésta, podría ser una gran oportunidad para ponerlos realmente en el centro; para preguntarles muchas cosas, para escucharlos y para aprender de y junto con ellas y ellos.
Francesco Tonucci, pedagogo italiano, nos plantea en sus más recientes textos y entrevistas, que la escuela no puede volver a ser la misma; y recupera la importancia de vincular las actividades cotidianas en casa como una oportunidad para aprender haciendo. Este es un hecho sin precedentes y como nunca, hemos tenido la oportunidad de pasar tanto tiempo en familia. Seguramente con altibajos, momentos de tensión, desesperación, ansiedad, tristeza e incluso en no pocos casos, situaciones de violencia; pero también puede acabar siendo la mejor experiencia y oportunidad de la vida para reencontrarnos, reconocernos, acompañarnos, valorarnos y aprender unos de otros; de poner en evidencia no sólo nuestra capacidad de resiliencia, sino también de reinventarnos.
Es un momento único para recuperar y dar cabida a la importancia del saber hacer y el saber ser que tan olvidados en la práctica los tenemos, y dejar un poco de lado los contenidos como el fin único del aprendizaje. La mejor manera de hacerlo es a partir del juego. De acuerdo con el estudio de la Fundación Lego, “Play Well Report 2018”, el juego entre papá o mamá con sus hijas e hijos promueve emociones de felicidad, mayor conexión, sentimiento de orgullo, reconocimiento de lo importante en la vida y relajación.
Hoy más que nunca, podemos voltear la mirada a las y los niños, escucharlos atentamente y recuperar la posibilidad de jugar. Estamos tan preocupados porque cumplan con un programa y aprendan los contenidos que tienen que aprender, que olvidamos todo aquello que están aprendiendo o que podrían aprender jugando (haciendo) y que repercutirá de manera más profunda en su ser.
Aún no tenemos certeza de cuándo volveremos a una “nueva normalidad”, ni mucho menos de cómo será. Pero si sabemos que debemos seguir en casa y que en este tiempo los niños y las niñas estarán aprendiendo. ¿Qué aprenderán? Aprenderán en la medida en la que puedan jugar, en la que juguemos y nos vinculemos con ellos y aprenderán todo aquello que quieran aprender. Por ello, aprovechemos esta oportunidad para preguntarles ¿que te gustaría que aprendiéramos juntos en este tiempo? ¿Cómo te gustaría que lo aprendiéramos?
Seguramente sus respuestas nos sorprenderán, pero sobretodo, nos darán la pauta para pensar juntos maneras de hacerlo, estableciendo acuerdos, espacios y tiempos durante este periodo de confinamiento que nos queda por delante y recordar estos momentos como algo único; como una oportunidad para fortalecer nuestros vínculos. Es momento para recuperar la posibilidad de imaginar, de jugar, de creer en ellos mismos, de que sean nuestros guías y sobretodo, de encontrar una motivación y observar maravillados la capacidad de asombro, descubrimiento, indagación y el interés por aprehender, ya que donde hay emoción, hay aprendizaje. Con esto ganado, seguramente podremos encontrar alternativas para vincular el saber, saber hacer y saber ser y por ello podremos construir la tan necesaria vinculación entre una “nueva escuela” y la familia.
* María de Lourdes Pacheco Cámara es directora general en Cien Lenguajes del Niño, A. C.
Referencias
Delors, J. (1996.). Los cuatro pilares de la educación en La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, Madrid, España: Santillana/UNESCO. pp. 91-103.
Goodall, J. (2018). Parental Engagement in Children’s Learning: Moving on from Mass Superstition. Creative Education, 9, 1611-1621. https://doi.org/10.4236/ce.2018.911116
Fundación LEGO (2019). LEGO Play Well Report 2018. Lego Foundation.
Infancia Confinada (2020). ¿Cómo viven la situación de confinamiento niñas, niños y adolescentes?https://infanciaconfinada.com/wp-content/uploads/2020/05/Infancia-Confinada-NdP-y-Resumen-Ejecutivo-2-01-05-2020.pdf
Vázquez, P. (2020). El Juego ¿un nuevo destino? Ver en: MUxEDhttps://www.muxed.mx/post/el-juego-un-nuevo-destino
Winthrop, R.,Ziegler, L., Handa, R., Fakoya, F. (2019). How playful learning can help leapfrog progress in education. Brookings Education.
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